De lo grande…a lo pequeño

¿Crees que podrías vivir todo el tiempo en el frio? Algunos animales sí pueden. Animales de todos los tamaños se han adaptado a las severas condiciones climáticas de la tundra.    

Muchos animales tienen patas cortas y orejas pequeñas para minimizar la cantidad de piel que está expuesta al frio. Otros animales están bien adaptados para vivir en lo alto de las montañas. Por ejemplo, los mamíferos que viven a altas elevaciones son capaces de utilizar el oxígeno de forma más eficiente.

Criaturas pequeñas, como las ardillas terrestres, o marmotas, pueden refugiarse en la vegetación pero la misma es usualmente muy baja y se encuentra solo esporádicamente. Esto hace que sea muy peligroso para las ardillas buscar refugio, pues se exponen a los depredadores. Para evitar el peligro, algunas especies han evolucionado para convertirse en corredores rápidos o para esconderse por medio del camuflaje.

Entre el verano y el invierno, el pelaje grisáceo y marrón de la liebre americana, del zorro ártico y otros animales de la tundra comienza a transformarse debido al crecimiento de cabellos blancos en preparación para el camuflaje de invierno.

Algunos animales de presa se alimentan de noche para evitar ser comidos por depredadores. Estos animales también se reproducen constantemente pues no todos los individuos llegan a la adultez.

¿Grasa=Energía?

Otro elemento influyente para la supervivencia en la tundra es saber que comer y cuando dormir para ahorrar energía. Muchos animales en la tundra hibernan durante los largos y fríos meses de invierno.

La hibernación es un periodo de descanso que dura varios meses. Durante este tiempo, los animales se quedan escondidos en sus madrigueras. Su metabolismo se vuelve más lento hasta entrar en un estado latente, de modo que el cuerpo requiere menos energía para llevar a cabo las funciones necesarias. Para esa energía, el animal depende de las grasas que fueron almacenadas durante el verano.

Los animales de la tundra también tienen otras estrategias para mantenerse calientes. Es de gran ayuda tener mucho pelaje y mucha grasa. Después de todo, mientras más frio este el clima, mas energía requieren los mamíferos para mantener una temperatura estable para vivir.

Al igual que en otros biomas, en la tundra, distintos tipos de animales obtienen energía de distintos tipos de comida. Los carnívoros se encuentran al tope de la red alimenticia porque comen carne.

Mamíferos carnívoros como los lobos y las focas se alimentan de animales mas pequeños para sobrevivir, mientras los mamíferos herbívoros consumen alimentos compuestos de plantas. A los animales que se alimentan de ambos animales y plantas se les conoce como omnívoros.

Los lemmings, los ratones de campo, los caribúes, las liebres polares y  las ardillas son ejemplos de herbívoros en la tundra que se encuentran en lo más bajo de la red alimenticia. Muchos de estos animales pueden encontrar comida bajo la nieve gracias a su fuerte sentido del olor.

La sincronización lo es todo

El verano derrite la nieve, lo cual permite la formación de humedales llanos. En los estanques de agua, los insectos se reproducen y atraen a las aves. Esto explica porque los animales son más activos durante el corto verano. Los animales se alimentan con los muchos insectos y las abundantes flores antes de que se vean forzados a hibernar o emigrar a un sitio más caliente para el verano.  Por suerte, durante los días largos de verano, hay más horas de luz para buscar comida.

El verano también es para reproducirse. Todo tipo de organismos, desde los insectos, los mosquitos, las moscas, las polillas, los saltamontes, las moscas negras, y las abejas, hasta los animales más grandes aprovechan el verano para buscar pareja. Es una carrera en contra del tiempo.

Aves migratorias como los falcones, los somorgujos, los escolopácidos, los gaviotines y los verderónes  de la nieve necesitan producir sus crías durante el corto verano. Si no logran reproducirse durante este tiempo, no tendrán suficiente tiempo para preparar un nido nuevo antes del invierno.

Los chorlitos, un tipo de ave, son abandonados por sus padres cuando aun son muy pequeños en la tundra de Alaska. De ahí los chorlitos pequeños viajan hasta Argentina, en América del Sur. Los padres adultos viajan primero, quizás para dejarle más alimento disponible a sus crías en la tundra.

Historias como la de los chorlitos son normales para especies que pasan parte del tiempo en la tundra.

Insectos anticongelantes

Imagina sostener un insecto en tu mano y observar lo pequeño que se ve comparado contigo y con todos los demás elementos a tu alrededor. Incluso los insectos pequeños viven en la tundra. ¿Pero como sobreviven en temperaturas bajo el punto de congelación? Para algunos, la respuesta es el anticongelante.

Si has escuchado del anticongelante, probablemente fue en relación a un automóvil. En los automóviles, el anticongelante es un componente sintético (y muy peligroso), una mezcla de químicos que permite que los líquidos a base de agua operen en una gran variedad de temperaturas bajas y altas.

De la misma manera que es importante para el funcionamiento de un automóvil, el anticongelante en los insectos de la tundra es crítico para la vida. El anticongelante de los insectos es una proteína que ocurre naturalmente y que reduce el punto de congelación del agua en los cuerpos de los insectos.

La estructura de la proteína también permite que la misma se adhiera a los cristales de agua para evitar que se formen cristales nuevos. Los insectos no son los únicos que se benefician de esta adaptación, los peces árticos también la utilizan.

El frio puede afectar a los insectos en otras maneras, pues algunos insectos maduran muy lentamente, quizás tomando de entre 10 a 15 años en pasar por todas sus etapas de desarrollo. Este lento crecimiento ocurre porque estos insectos solo pueden obtener poco alimento durante el corto verano. No importa el tamaño del animal, la vida en la tundra puede ser difícil.

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Imágenes por Wikimedia commons. Imagen de la oruga lanosa via IronChris.