¿Te asustan las vacunas?

A veces acudir a una escuela nueva o aprender algo nuevo puede causarnos miedo. Imagen de Ernesto Eslava vía Pixabay.

¿Alguna vez has estado asustado de algo que te dijeron era bueno para ti? Piensa en la primera vez que entraste a una escuela nueva… tal vez eso te asustó. Puede que hayas estado nervioso de conocer nuevos amigos, o de sentarte en un salón de clases con un maestro que no conocías. Ese maestro puede ser malo, o bueno. No lo sabes. Es normal que estés preocupado sobre cosas nuevas; sin embargo, aprender sobre cosas nuevas nos puede ayudar a entenderlas mejor.

¿Por qué hay personas en contra de las vacunas?

El miedo a las vacunas en realidad comenzó temprano en la historia. Algunas personas tenían miedo de las vacunas que Edward Jenner estaba usando contra la viruela. Este miedo surgió porque las personas malinterpretaron cómo funciona la biología. En el siglo 18, las personas ni siquiera sabían que las enfermedades eran causadas por gérmenes.

Cuando la viruela bovina comenzó a ser usada para prevenir la viruela humana, las personas estaban asustadas. Da clic para más detalles.

La vacuna de la viruela humana fue asociada por primera vez con un virus de las vacas, la viruela bovina. La gente estaba asustada que sí recibían la vacuna les crecerían partes de una vaca, o ¡tal vez se convertirían en una! Esto sonará extraño para nosotros hoy, pero la vacuna les causaba miedo porque era algo nuevo y no sabían cómo funcionaba. En realidad, la vacuna contra la viruela humana se ha fabricado con viruela bovina, viruela equina, y otros virus de viruela a lo largo del tiempo. La historia es incierta sobre que fuente era usada para el virus, pero muchos virus de viruela pudieron proporcionar inmunidad contra la viruela humana.

El miedo a las vacunas hoy

Hoy la mayoría de la gente sabe que no comenzarán a crecerle partes de una vaca (o un caballo u otro animal), pero el miedo a las vacunas persiste. Algunos de estos miedos provienen de conceptos erróneos sobre las vacunas y su seguridad. Un concepto erróneo es que cuando los bebés nacen, su sistema inmunológico no puede tolerar las vacunas. Aunque el sistema inmunológico infantil se sigue desarrollando, también es muy fuerte. Los bebés están en contacto con muchos gérmenes que los pueden enfermar. Sí a un bebé le aplicarán las 14 vacunas requeridas al mismo tiempo, solo usaría el 0.1% de su capacidad inmunológica.

¡Esto significa que el sistema inmunológico del bebé puede aprender a reconocer gérmenes inactivos o partes de estos localizados en las vacunas y todavía tener el 99.9% de su sistema inmunológico libre para protegerlo de otras enfermedades! Sin embargo, las vacunas no son administradas inmediatamente después de que nace un bebé.

¿Por qué los bebés no se vacunan?

Durante los primeros meses de vida, un bebé está protegido de muchas infecciones por anticuerpos que recibe de su madre. Esta es la razón por la cual no recibe vacunas al inicio de su vida… su sistema inmunológico no aprenderá de las vacunas hasta que sea un poco más grande. Imagen de skalekar1992 vía Pixabay.

Cuando un bebé nace, hereda los anticuerpos de su madre. Esos anticuerpos, llamados anticuerpos maternos, son proteínas especiales que pueden atacar a los gérmenes y protegen al bebé de enfermarse. Pero, los anticuerpos maternales pueden afectar la forma en que algunas vacunas funcionan. Esto significa que ciertas vacunas no deben ser aplicadas a bebés hasta que tengan al menos unos meses de edad. Por ejemplo, la vacuna del sarampión utiliza un germen debilitado que el cuerpo necesita estudiar. Sin embargo, sí el bebé recibe la vacuna cuando es muy joven, los anticuerpos maternales pueden matar al germen debilitado antes de que el sistema inmunológico del bebé tenga una oportunidad para estudiarlo adecuadamente.

Pero los bebés sí reciben vacunas. Los doctores y otros expertos en medicina han creado un  calendario de vacunas que recomienda cuales son las vacunas que deben ser aplicadas a cierta edad, y muchas son el primer año de vida de un bebé. La mayoría de éstas se aplican después de que un bebé tiene dos meses o más. Entonces, conforme un niño crece, deberá recibir una segunda o tercera dosis de vacunas para estar seguros que permanecerá protegido.

¿Las vacunas son seguras?

Otra idea errónea es que las vacunas contienen toxinas. Es cierto que las vacunas pueden contener ingredientes que podrían ser dañinos en niveles altos. Formaldehído, aluminio, o moléculas que contienen mercurio, pueden ser usadas en algunas vacunas para ayudar a estimular el sistema inmunológico (esto es, hacer más fácil para el cuerpo aprender de una vacuna), o para conservar la vacuna. 

Una vacuna puede contener aproximadamente la misma cantidad de mercurio que se ingiere al comer una lata de atún. Imagen de Marco Verch vía Flickr.

Sin embargo, no todas las vacunas están hechas así. Por ejemplo, el timerosal, un compuesto que contiene mercurio, es usado solo en situaciones específicas, como en las vacunas contra la gripe que son empaquetadas en frascos para dosis múltiples. Este ingrediente no ha sido usado en vacunas de niños desde el 2001.

Para cualquier vacuna que aún contenga estos ingredientes, los niveles están por debajo de las concentraciones que podrían causar un problema. De hecho, nuestros propios cuerpos producen formaldehído en tasas más altas que las tasas que son introducidas en una vacuna. En cuanto al aluminio, los niños obtienen más este elemento de una fórmula de leche o leche materna que por vacunas. Y en cuanto a los compuestos con mercurio, existe aproximadamente la misma cantidad de mercurio en una vacuna como en una lata de atún de 3 onzas (85 gramos), pero es aún menos dañino de lo que sugiere. Los tipos de compuestos que contienen mercurio son muy diferentes en una vacuna que en la lata de atún. Aquellos que están en una vacuna son mucho menos probable que permanezcan en tu cuerpo.

A pesar de que muchas personas señalan a esas toxinas como razones para no vacunarse, no existe evidencia científica que los niveles bajos de químicos usados sean dañinos para el cuerpo humano. 

¿Las vacunas pueden causar autismo?

Otra gran idea errónea es que las vacunas causan autismo (no lo hacen). Específicamente, algunas personas están preocupadas que la vacuna MMR (por sus siglas en inglés) contra el sarampión (measles), las paperas (mumps) y la rubéola (rubella) puede causar autismo (no lo causa). El miedo a esta vacuna principalmente comenzó después que un artículo publicado en la revista Lancet en 1998 falsamente relacionaba la vacuna con el autismo. Cuando las personas estudiaron el artículo, encontraron que el autor mintió sobre muchas cosas. Él manipuló los datos, malinterpretó los resultados, y no obtuvo aprobación ética y clínica durante el estudio. El artículo fue desacreditado y el autor perdió su licencia médica.

Sin embargo, antes de que este artículo fuera desacreditado, los medios de comunicación se apoderaron de él y comenzaron a publicar la relación entre la vacuna MMR y el autismo. Con la cobertura de la prensa, el miedo se extendió y continúa hasta hoy, incluso mucho después que el artículo falso fue desacreditado. Las vacunas no causan autismo.

Kristen Bell, una famosa actriz y co-creadora de la serie Mamás explicando, es solo una de las muchas celebridades que se han pronunciado en favor de las vacunas. Imagen de Myles Klaus Anak Jihem vía Wikimedia Commons.

La vacunación también se ha vuelto un problema social. Algunas celebridades, como Jenny McCarthy, Jessica Biel, y Jim Carrey parecen ser antivacunas debido a miedos erróneos de que causan autismo. Sin embargo, otras celebridades como Kristen Bell, Jennifer Garner, Jennifer Lopez, y Jon Stewart se han pronunciado en favor de las vacunas.

Más y más estudios han sido publicados que demuestran que la vacuna MMR no causa autismo. Un estudio del 2014 recolectó información de otros cinco estudios diferentes sobre más de un millón de niños mostrando que no hay relación entre las vacunas y el autismo. Además, un estudio del 2019 hecho en más de 650,000 niños en Dinamarca mostró que no había un mayor riesgo de autismo con la vacunación.

Así que, no hay de que tener miedo. Pero, sí aún no sabes cómo sentirte acerca de las vacunas, es importante que entiendas porque los beneficios de la vacunación pesan más que cualquier miedo que tengas. Veamos un ejemplo rápido: ¿qué pasaría si alguien no estuviera vacunado contra el sarampión, las paperas y la rubéola?

La vacuna del sarampión, paperas y rubéola

La vacuna MMR ayuda a las personas a evitar casos severos de sarampión, paperas y rubéola. El sarampión es un virus aterrador no solo porque puede enfermar a una persona, sino también porque se puede contagiar muy fácilmente de persona a persona. Cuando alguien tiene sarampión, tienen fiebre muy alta (103°F, 39°C o más alta), tos, flujo nasal, y puntos azules y blancos en la boca. Entre dos y cuatro días después de los primeros síntomas, aparece un sarpullido que inicia en la línea del cabello y se extiende a todo el cuerpo.

El sarpullido del sarampión puede cubrir el cuerpo entero. Aquí, la parte interna del brazo de un niño y la parte superior de su torso. Imagen de la CDC.

En infecciones severas, el paciente puede tener diarrea, infección en el oído, neumonía, y posiblemente inflamación en el cerebro (encefalitis, la cual es muy mala, pero afortunadamente muy rara, menos del 0.1% de los casos). Al recibir la vacuna MMR (u otra que contenga el virus del sarampión), las personas y los niños pueden protegerse de esta enfermedad. Para que la inmunidad de rebaño funcione, entre el 92% y 94% de la población necesita estar vacunada.

Actualmente en los Estados Unidos, el 95% de las personas, en promedio, están vacunadas contra el sarampión. No obstante, en países en donde no se cumple este promedio, ha habido brotes en los últimos años. En 2019, casi 1,300 casos surgieron en 31 estados, y es más probable que se expanda a áreas en donde la gente no está vacunada. Esto significa que todos necesitan hacer su parte para protegerse y proteger a otros. 

Las paperas es también una enfermedad peligrosa que puede tener fuertes complicaciones. Después de infectar, los síntomas usualmente comienzan a aparecer en dos semanas. Los síntomas de la infección por paperas incluyen fiebre ligera, dolor de cabeza, pérdida del apetito, y una sensación general de estar enfermo. Entre el 30% y 40% de las personas con paperas tendrán inflamación en las glándulas salivales. Mientras los síntomas usualmente desaparecen después de 7 o 10 días, las complicaciones pueden incluir inflamación de la cobertura del cerebro llamadas meninges (meningitis), hinchazón de los testículos, y sordera. La tasa de mortalidad de las paperas es aproximadamente entre 150 y 250 muertes por cada millón de casos reportados, así que la infección también puede terminar en la muerte. Para prevenir esta infección, entre el 75 y el 86% de la población necesitaría estar vacunada. En 2016 y en 2017, más de 6,000 casos fueron reportados en Estados Unidos, así que los brotes aún ocurrirán.

Un tipo de radiografía que muestra el corazón de un niño, con una arteria restringida que se aleja del corazón. Los defectos en el corazón son uno de los muchos problemas causados por la rubéola congénita, que puede ser provocada en un niño cuando su madre al estar embarazada se enferma de rubéola. Imagen de la CDC.

Finalmente, tenemos a la rubéola. Los síntomas comienzan dos semanas después de la infección, similar a los otros dos virus. Los síntomas son leves, los pacientes pueden tener un sarpullido que dura 3 días, así como nodos linfáticos crecidos que pueden aparecer una semana después que el sarpullido y durar varias semanas. La encefalitis (la inflamación en el cerebro) también ocurre en 1 de 6,000 casos. Sí una mujer embarazada tiene rubéola, puede causar algo llamado Síndrome de Rubéola Congénita (CRS por sus siglas en inglés). Este síndrome es el riesgo más grave de la rubéola, ya que provoca defectos de nacimiento o la muerte en los fetos. El CRS puede causar sordera, cataratas, defectos del corazón, microcefalia (cabeza anormalmente pequeña), reducción de habilidades mentales, alteraciones óseas, y daños en los riñones y el bazo. 

La tasa de mortalidad de la rubéola fue reportada en 503 muertes por cada millón de casos. Para estar protegidos de esta enfermedad con la inmunidad de rebaño, el entre el 83 y el 85% de la población debe esta vacunada. Estos porcentajes generalmente se alcanzan, así que, en los Estados Unidos, existen unos pocos casos de rubéola cada año, alrededor de 10 o menos; estos son personas que usualmente viajaron a otros países y estuvieron expuestos. El hecho de que todavía ocurra significa que es muy importante que los niños se vacunen contra la rubéola.

Todas las infecciones anteriores vienen con un riesgo de fallecimiento o serios problemas. Estas son las razones por las que la vacuna MMR fue creada, para prevenir el sufrimiento y muerte como resultado de la infección. El único riesgo de aplicar esta vacuna es sí alguien es alérgico, que solo ocurre en un estimado de 1 en un millón de dosis.

Vacunas problemáticas

Históricamente, ha habido un puñado de situaciones en donde una vacuna ya aprobada tuvo que ser retirada debido a problemas de seguridad. Esto ha pasado en Estados Unidos con un lote de vacunas del polio, y que ocurrió en los 90s en Japón con una vacuna MMR. 

En los casos en los que una vacuna es retirada, es porque el pequeño riesgo que conlleva una vacuna se vuelve más grande de lo normal. Veamos el ejemplo de Japón. En 2012, este país dejó de aplicar la vacuna triple MMR y en su lugar comenzó a proveer vacunas individuales. Hubo problemas de salud asociados con la cepa específica que estaba en su vacuna MMR. La vacuna japonesa MMR fue hecha en Japón, usando una cepa de ese país. Fue una vacuna muy diferente de las que se usan ampliamente en otras partes del mundo.

La vacuna japonesa MMR fue retirada, como debería de ser, debido al incremento del riesgo. Por eso, cientos de personas tuvieron sarampión cada año en Japón. En las primeras seis semanas del 2019, hubo cerca de 9,000 casos reportados y 146 personas fallecieron. Un caso como este pone en perspectiva los niveles de riesgo. Usualmente, el riesgo de una vacuna es de 1 en 100,000 o 200,000 pacientes que la reciben. En Japón, el riesgo había crecido más de 1 en 900 pacientes. Eso es más que 0.1% de riesgo, contra el normal de 0.0007%.

Viajar en auto te pone en un riesgo más alto de tener una lesión que aplicarte una vacuna. Imagen de Akent879 vía Pixabay.

¿Cómo podemos comparar este riesgo con algo más familiar? En Ontario, Canadá, una de las ciudades más seguras para conducir en América del Norte, el riesgo de un choque fatal en el 2018 era de 6 en 100,000 personas con licencia de manejo. La posibilidad de una lesión era de 491 en 100,000. Esos riesgos son 0.006% y 0.49%, respectivamente. Eso es más alto que el riesgo de un daño por una vacuna aprobada, que es 0.0007%. Cada día, entrar a tu auto para manejar te pone en un riesgo más grande que enfermarte por una vacuna.

Efectos secundarios de las vacunas

El título no es para decir que las vacunas no tienen ningún otro efecto en nuestros cuerpos excepto por el entrenamiento del sistema inmunológico. Parte de este entrenamiento requiere una respuesta inmune. Cuando te vacunas, puedes tener hinchazón o dolor en la parte donde te pusieron la vacuna. Tus tejidos pueden dañarse un poco por la inyección del fluido, tu cuerpo trabaja para sanar la herida causada por la aguja, y una respuesta inmune local ocurre en la zona. Todas estas cosas requieren el movimiento de más células hacia el área, lo que puede causar inflamación e hinchazón. En el caso de ciertas vacunas, como las vacunas con partes debilitadas, o vacunas recombinantes, tu cuerpo también pelea contra el virus. Así que a veces puedes tener señales de enfermedad después de la aplicación. Todos estos efectos son parte de lo que ayudará a evitar una enfermedad grave.

Las vacunas están hechas para salvar vidas

Las vacunas están hechas para salvar vidas. Afortunadamente, con el conocimiento viene la libertad al miedo. Pasa la voz a aquellos que tal vez no entiendan los riesgos de no vacunarse. Puede salvar sus vidas.

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